“Tiene casi veinte años y ya está, Cansado de soñar pero tras la frontera está su hogar, su mundo, su ciudad, piensa que la alambrada solo es un trozo de metal…Algo que nunca puede detener sus ansias de volar…¡¡Libre!!» Nino Bravo.
De repente el nombre del artículo lo asociará al de un escritor, arquitecto o deportista. O de un cantante de Reguetón. ¡Nada más alejado de la realidad! Víctor, era un personaje de ficción de la novela “Estefanía” del año 1979, salido de la pluma de Julio Cesar Mármol y ambientado en la Venezuela de los años 50’s, bajo el mandato de Marcos Suarez Figueres (Marcos Pérez Jiménez). Víctor Gallardo era personificado por el fallecido actor: Lucio Bueno y en la trama era hermano de Estefanía Gallardo, interpretado por Pierina España e hijo de José Francisco Gallardo (Arturo Calderón) quienes junto al Luis Alberto Seijas “El Guácharo” (José Luis Rodríguez) luchaban contra la tiranía del presidente andino y de las atroces tortura de Pedro Escobar (Gustavo Rodríguez) y Manuel Fulvio Lanz (Tomas Henríquez) (En la historia real contemporánea era Pedro de Alcántara Estrada y de Manuel Silvio Sanz, respectivamente).
“Vitico” no tenía en su ADN, la fuerza de su hermana y sus padres. Era adulante del régimen; sin escrúpulos para vender y entregar a quien sea. No escatimaba esfuerzos para hacer señalamientos. Miedoso y repetitivo. Era “gago nervioso” al momento de gesticular alguna palabra al estar frente a un personero poderoso. Egoísta, inseguro, sin amistades y lo que le interesaba solamente era “él y sus ideales” y estar bien con el régimen (cualquiera similitud con alguien es pura coincidencia. No soy responsables de sus comparaciones, amigo lector). Víctor Gallardo, sabía todo lo que estaban haciendo los suyos y vendía información con tal de estar bien con los poderosos gubernamentales de ese momento y de no perder su trabajo como Telegrafista. Llegó al “clímax” de su adulancia cuando vendió, como Judas, a su propia familia a los esbirros de la S.N a los cuales perseguían por sus ideales libertarios. Les indicaba donde se escondían y estos tenían que sortear cada situación para escapar. Ellos nunca imaginaron que “su propia sangre” era el que los vendía.
Para la juventud y los que no vieron ese “Best Sellers” con sello venezolano de la desaparecida estatal televisiva, Radio Caracas Televisión, R.C.T.V (Estaba muy chico cuando lo pasaron por vez primera y vagamente recuerdo ese personaje adulante y gracias al portal You Tube pude verlo nuevamente en mi etapa adulta) es un reflejo de nuestra sociedad actual. Sociedad que está muy enferma. Las ideas retrogradas y acciones malintencionadas nos han convertido en enemigos de la nación en forma perenne. La están destruyendo por un dogma que no ha calado; echando al cesto de la basura lo pragmático que siempre fue el venezolano.
Retomando el tema central de este personaje que ha pasado de la ficción a la realidad: Se han multiplicado “para mal” en el presente. Y es que “los Víctor Gallardos” han existido desde los Monagas, pasando por Juan Vicente Gómez (En 1936, el libro Memorias de un venezolano de la decadencia de José Rafael Pocaterra describía algo similar), pasando por Pérez Jiménez y recalando a nuestros días. Han poblado y minado la historia contemporánea del país, negativamente. El personaje tenía por característica, “vender su dignidad, su respeto propio, su orgullo, su honor y credibilidad”. Era uno de los personajes claves que levantó mucha curiosidad en la novela. Entregó a amistades, amigos de años y “familiares” a la S.N.
Es una radiografía o copia “a calco” de lo que está pasando actualmente con muchísimos venezolanos (No todos, para hacer la salvedad donde está usted, ella, el, yo). Julio Cesar Mármol, al mismo estilo del francés Michelle de Nostradamus, visualizó el comportamiento del venezolano del siglo 21. “Vitico” también fue castigado por la Seguridad Nacional por no dar más información. Fue preso, torturado física y psicológicamente, botado de su trabajo. Se arrepintió tardíamente de todo lo que hizo con su mal accionar. Vivió en carne propia lo que otros estaban viviendo. Quiso reaccionar y logró con mucha rabia tratar de enrumbar su vida. Colaboró al final con reestablecer la democracia y fue pieza clave. Sin embargo, su familia lo disculpó por todo lo que hizo, porque “familia es familia”. Estefanía Gallardo, lo perdonó.
Mientras tanto, Estefanía, Luis Alberto Seijas “El Guácharo”, Francisco Gallardo, Raúl Caraballo “Chaquetón”, Héctor “Tarzan” Manríquez, el padre Aguas y los otros personajes siguieron con su meta de ver una nación libre sin esperar nada a cambio en la novela de finales de los años 70’s y ambientada en la dictadura de Marcos Suarez Figueres (Pérez Jiménez).
¿Y usted, es un Víctor Gallardo más o un Guácharo?….. ¡Por allí nos vemos!
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